No poder reconocer más tu propio olor o el de tu pareja es un cambio dramático. Muchos lo han vivido temporalmente durante una infección por COVID. Pero algunas personas perdieron del todo el sentido del olfato y del gusto. ¿Cómo cambiaron sus vidas?
Nuestro sentido del olfato se ha subestimado durante mucho tiempo. No es de extrañar: al fin y al cabo, muchas personas sólo lo perciben de forma subliminal y no consciente. Sin embargo, en nuestro mundo no hay espacio libre de olores. Desde la pandemia de COVID-19 y con la perdida, en algunos casos, del olfato y el gusto, nos hemos dado cuenta de lo importante que son para nuestras vidas. De nuestros cinco sentidos, el olfato es el más antiguo. No solo permite que saboreemos la comida: los olores están relacionados con nuestros recuerdos y emociones y, no menos importante, son esenciales en nuestra interacción social. Si nos agrada el olor de una persona, es más fácil que congeniemos con ella. La pérdida del sentido del olfato, la anosmia, cambia considerablemente la forma de cómo experimentamos el mundo.
En el reportaje, los afectados hablan de su vida sin olfato: como Sandra, de 31 años, que no puede oler desde una infección por coronavirus en 2021. Pacientes como Sandra Maurer sufren mucho: ¿cómo se enfrentan a esta situación y qué opciones de tratamiento existen? Otro síntoma provocado por la enfermedad es la parosmia, una afección en la que los olores normales se convierten en desagradables. Lisa Horn lo ha experimentado.
Explica cómo afecta a la vida social de las personas que de repente, el café huela a heces e incluso lavarse los dientes y comer se convierta en un suplicio. Pero ¿qué pasa si nunca hemos podido oler? Lauren Ramoser se dio cuenta a los 11 años, en clase de química, de que los ácidos tenían un olor cáustico para sus compañeros, pero ella misma no lo percibía. ¿Qué significa esto para a la persona, qué límites le impone y en cuáles casos se necesita ayuda? ¿Cómo se puede cocinar sin el sentido del olfato, que al fin y al cabo determina el 80% de nuestra experiencia gustativa?
El médico y gastrónomo danés Alexander Wiecke Fjælstad aprovechó esta circunstancia y junto con su amigo el chef Christian Bøjlund concibió un curso de cocina para personas que no pueden oler o que han dejado de poder hacerlo. Lauren Ramoser viajó a Aarhus para participar en el curso y, a pesar de su afección, descubrió la experiencia de cocinar y comer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario