En ningún otro lugar, la ayahuasca, una sustancia psicoactiva, está tan extendida como en Brasil. Los pueblos precolombinos la toman desde hace siglos. Según estudios científicos, podría aliviar padecimientos como la depresión o las adicciones. Ayahuasca se traduce como "vid del alma". En Brasil, el consumo de ayahuasca en ceremonias religiosas es legal desde hace décadas.
En la aldea del pueblo indígena Huni kuin, las plantas utilizadas como ingredientes crecen justo al lado del río. Los aldeanos se reúnen una vez al mes. Luego todos beben el líquido marrón en vasos pequeños. Es una infusión amarga elaborada a partir de un tipo de liana y hojas de cafeto. Sus efectos, que pueden incluir cambios en la percepción, duran varias horas. Es una experiencia de purificación, de curación y autodescubrimiento, dice el jefe Ibã Huni Kuin, que considera que la demanda de ceremonias de ayahuasca está aumentando.
Cada vez más extranjeros y brasileños van a Acre para tener una experiencia espiritual con los indígenas. También en Río de Janeiro, no lejos del Pan de Azúcar, existe desde hace décadas la Iglesia de Ayahuasca del Santo Daime. Las comunidades religiosas se reúnen aquí varias veces al mes para cantar y bailar durante horas bajo la influencia de la ayahuasca. Este reportaje se adentra en la región de la ayahuasca y muestra, entre cosas, cómo el jefe Ibã Huni Kuin ha logrado, con la ayuda del arte, obtener capital financiero de sus ceremonias de ayahuasca con el fin de proteger la selva.
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