lunes, 6 de marzo de 2017

Junin; Hospital nativo de Pichanaki


Hospital  nativo de Pichanaki
Hospital nativo de Pichanaki

06 de Marzo del 2017 - 00:00
Médicos asháninkas curan con sabiduría milenaria
Se imagina tratarse en un hospital en donde ninguno de los médicos jamás pisó una universidad, pero que, gracias a sabios conocimientos milenarios, logran maravillas. Este centro de sanación se encuentra en la Selva Central. Para ser más exacto, se trata de una Aldea de Salud, ubicada a cinco minutos de la ciudad de Pichanaki, en la comunidad nativa Bajo Quimiriki. Ahí, diecisiete sabios nativos de diversas zonas de la Selva Central y que conforman la Asociación de Sabios Asháninkas “Antyabiarite” (Asasec) se turnan para atender en cinco malocas (cabañas) a sus pacientes aplicando conocimientos ancestrales.

Medicina ancestral. Muchas enfermedades que la medicina occidental aún no encuentra cura y mucho menos una explicación científica, son tratadas en esta aldea, de la forma más simple o al menos así nos lo hacen parecer estos curanderos, como doña Emilia Martínez Machari, una asháninka de 56 años y con más de 30 de experiencia en esta medicina ancestral. Ella nos sorprende con su peculiar forma de sanar a través de pequeñas barras de plomo, las cuales, luego de ser puestas al fuego, se vierte en un vaso con agua y se coloca sobre la cabeza de los pacientes.

Después del chasquido producto del encuentro del metal fundido con el agua, la sabia nativa pone sobre un mantel los amorfos pedazos del metal para leer el mal que aqueja al paciente y, con ese diagnóstico, inicia el tratamiento, el cual puede ir desde el consumo de un brebaje hasta el unto de pastas y cremas, todos preparados con plantas medicinales de la zona. Muchas de estas solo son conocidas o guardadas sigilosamente en algún lugar del bosque por los nativos.

Shobete sharete. Don Germán Benavides es un hombre añejo que preside la asociación de sabios. Él prefiere que lo llamemos por su nombre asháninka: Shobete sharete, pues lleva más de 40 años como tabaquero y ayahuasquero. En su intención de no perder la cultura de sus ancestros, buscó juntar a los sabios nativos de toda la Selva Central y trabajar con sus hermanos asháninkas en este proyecto, que cada vez se fortalece más. “No dejaré que muera mi cultura”, nos dice algo afligido, ya que es consciente de que por la globalización, los jóvenes asháninkas se alejan, poco a poco, de este maravilloso mundo que surgió en las entrañas de la selva.

Huesero. Julio Villalobos Rodríguez (56), natural de la comunidad nativa Boca Cheni, en el distrito de Río Negro (Satipo), es otro sabio especializado en masajes para curar fracturas y atender partos. Sus remedios que ayudan a sanar están compuestos por hierbas como suelda suelda, piri piri y sus ungüentos llevan grasa de gallina, jarachupa, lagarto, entre otros animales.
Vapor. Doña Eugenia Yolanda Paqui (52), con más de 27 años de experiencia, realiza otra de las curaciones con mayor demanda: el vaporeo, técnica nativa que consiste en hacer un rezo en asháninka a los pacientes, quienes mayormente son mujeres, para luego entre cantos poner piedras sobre una fogata y cuando estén calientes se echan a una olla con agua llena de hierbas.

Él o la paciente, quien previamente se despojó de su ropa y solo viste una cushma, se pone encima de la olla que emana un intenso vapor para curar sus males.
En esta aldea, que es un espacio de curación y preservación de la cultura amazónica, hay muchas otras formas originales y hasta místicas de curar desde el chacho, mal aire, mal espíritu, artritis, puquio, golpes y hemorragias hasta, según aseguran los sabios nativos, la próstata, esterilidad, inflamaciones del riñón y colerina. Adelante, paciente.

http://ojo.pe/historias/hospital-nativo-de-pichanaki-237996/

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