Un abrazo y un incomparable brillo de ojos reflejan el agradecimiento de una nueva vida. A sus 17 años Adriana hoy puede ingerir sus alimentos con normalidad y tener una mejor calidad de vida. Estuvo 14 años conectada a una sonda gástrica que le ha sido retirada gracias a una proeza médica que reconstruyó su esófago.
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