Uno de los ejemplos más comunes es el uso cotidiano de los términos faringitis y amigdalitis para describir una misma condición, cuando en realidad cada uno de ellos está hablando de cosas completamente diferentes.
Para evitar este tipo de confusiones y poder ser más exactos en el diagnóstico y tratamiento de determinadas enfermedades, conviene diferenciar y revisar a qué hacen referencia cada uno de estos términos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario